Quién de nosotros no se ha sorprendido al comienzo de la primavera con la belleza que transmiten los árboles florecidos, llenos de color… O viendo los jardines repletos de aromas y diversidad. Al pensar en esto, varias preguntas pueden llegar a nuestra mente: ¿Por qué año a año florecen las plantas? ó ¿Por qué algunas lo hacen todos los años, y otras, solo una vez en su ciclo de vida?
Nos interesó saber un poco acerca del tema, es por eso que entrevistamos a la Doctora Julieta Mateos (Argentina), que al momento de realizar esta entrevista trabajaba como investigadora post-doctoral en el Instituto Max-Planck de Colonia, Alemania.
“El florecer en el tiempo correcto es un evento central en la vida de las plantas. Cuando sucede en el tiempo correcto, ayuda a asegurar el éxito reproductivo y por ende la adaptación (…)”, comenta Julieta.
Julieta Mateos, estudia actualmente la floración en especies perennes en el Instituto Max-Planck de Investigación en Mejoramiento Vegetal de Colonia, Alemania; pero su “carrera verde” comenzó mucho antes. Estudió Licenciatura en Biotecnología en la Universidad Nacional de Quilmes y luego realizó un Doctorado en Biología Vegetal en la Universidad de Buenos Aires (Argentina).
Según propias palabras siempre le interesó el área vegetal, entre otras cosas porque le “atrae la capacidad de adaptación que tienen las plantas”.
Sin embargo, su pasión por la biología es un poco más antigua… “Hasta tercer año de la secundaria estaba entre Arquitectura y Economía (…) Pero luego me enamoré de la biología gracias a las clases de mi profesora Inés Fangano, alias “la bióloga” como la llamábamos, quien hizo despertar mi interés por esa disciplina, en especial la genética (…) La biología tiene ese encanto que tienen las ciencias naturales… mucho de exacto y racional, pero a la vez incorpora la plasticidad, variabilidad y dinámica propia de los organismos”, nos cuenta Julieta. Difícil haber encontrado mejores palabras que las suyas para describir esta hermosa ciencia.
Flores, floración y el trabajo de Julieta
Si bien no todas las plantas dan flores, las que si lo hacen, denominadas angiospermas, constituyen el grupo más extenso del reino vegetal. Cerca del 90% de las plantas terrestres pertenecen a este grupo y son las responsables de la mayor parte de la diversidad de este reino.
Las flores representan un objeto importante para los seres humanos. A través de la historia y de las diferentes culturas, las flores siempre han tenido un lugar en las sociedades humanas, ya sea por su belleza intrínseca o por su simbolismo. Pero éstas no solo implican belleza vegetal, sino que tienen una función específica. Constituyen la estructura reproductiva de una planta, cuya función es la de producir semillas. Para las plantas, las semillas son la próxima generación, y sirven como el principal medio a través del cual las especies se perpetúan y se propagan.
Respecto a su función reproductiva, tras la fecundación, y por transformación de algunas de sus partes, la flor da origen a un fruto que contiene las semillas. Muchas plantas se cultivan exclusivamente por sus frutos comestibles, que pueden tener diversas formas y tamaños según las especies, como por ejemplo la fresa o frutilla, la manzana y el zapallo. Para la cosecha de cualquier árbol frutal, la floración constituye un período crítico, por ende, dicho proceso posee también una importancia agronómica y económica enorme.
La floración significa la culminación del desarrollo de una planta, su momento de máxima madurez y cuándo ocurre depende principalmente de la especie. Un tulipán, un narciso o un árbol frutal, poseen una época característica y particular para hacerlo y necesitan condiciones concretas para ello. Como nos comenta la Dra. Mateos, “(…) dada su importancia, la floración está regulada por una compleja red de genes que integra señales endógenas (internas de la planta) y ambientales, como la luz, la temperatura y las hormonas vegetales. (…) Las plantas tienen diferentes tipos de historias de vida, pueden ser anuales, en cuyo caso florecen una vez en su ciclo de vida y luego mueren; o bianuales/perennes, floreciendo repetidamente cada año”.
Sus estudios se centran particularmente en la floración en especies perennes y esta particularidad tiene especial significancia: “…Casi la totalidad del conocimiento sobre los mecanismos, genes y factores que inducen la floración se ha obtenido estudiando la planta modelo Arabidopsis thaliana, que es una especie anual. Sin embargo, hay muchas plantas de interés ecológico, agronómico, comercial que son perennes. Los árboles, las rosas, muchos cereales, pastos, entre otros, pertenecen al club de los perennes” aclara. “Parte del conocimiento generado observando plantas anuales pueden extrapolarse a especies perennes, pero no todo, hay diferencias importantes”, de ahí la relevancia de sus investigaciones. En el laboratorio donde trabaja intentan encontrar los genes, las rutas y todo lo que hace que una planta perenne sea perenne y no anual.
Al preguntarle acerca del impacto que poseen sus investigaciones sobre la vida de las personas, Julieta se explaya, pero nos demuestra humildad y nos habla de los pequeños aportes: “…Yo tiendo a decir que lo que podamos aportar al conocimiento de determinado problema, forma las bases para un entendimiento mayor que puede derivar en un avance tecnológico que cambiará vidas. La ciencia básica pone los cimientos, el tipo de desarrollo que se genera a través de esa investigación es difícil de predecir, en parte porque depende de la contribución de muchos científicos trabajando en el mismo tema”.
Aplicaciones para los procesos productivos
También nos habla acerca posibles aplicaciones de estas investigaciones: “(…) El comprender los mecanismos que controlan la floración en especies perennes puede establecer las bases para generar por ejemplo herramientas biotecnológicas, que se pueden aplicar a procesos productivos (…) Mirando el papel de la floración desde lo agropecuario, los pastos por ejemplo disminuyen su valor nutricional una vez que florecen, siendo por ende mejores para el pastoreo antes de que entren en la fase reproductiva. Regular negativamente los genes que generan la iniciación de la etapa reproductiva han sido algunas estrategias para mejorar el valor nutritivo”. Pero para ello es fundamental conocer qué genes son los importantes en el proceso, y de allí la relevancia de los estudios en especies perennes, como el que está llevando adelante la Dra. Mateos.
Por último, le preguntamos acerca de divulgar el avance de las investigaciones a la sociedad, y esto es lo que nos dice:
“Los avances en las investigaciones son en general divulgados internacionalmente entre científicos. Ya sea a través de las presentaciones en congresos o las publicaciones de artículos, uno da a conocer a la comunidad científica sus descubrimientos, sus ideas, sus intereses; y a la vez se nutre de lo que presentan los demás. Es muy importante conocer el estado de arte del área en donde uno trabaja”… aunque aclara “…la divulgación de las investigaciones en la sociedad es mucho más escasa. En general se trasmiten (casi exclusivamente) sólo los grandes avances, o los trabajos que se publican en revistas de alto impacto (…) Hay muchas investigaciones de interés nacional o regional que pocos conocen”.
También opina que es importante la correcta divulgación de los avances, evitando la simplificación de las explicaciones. Tarea que muchas veces suele resultar un desafío, sobre todo en áreas científicas específicas.
Ahora bien, cada vez que vean flores podrán pensar en ellas como el resultado de un complejo proceso finamente regulado a nivel genético. El cual no solo puede orquestar la vida de las plantas, sino también de nosotros mismos que dependemos indirectamente de dicho proceso y sus consecuencias.