La ciencia puede ser muy divertida

Crónica de Fabiana sobre el paso del equipo “The Big Van Theory” por Buenos Aires.

Tiempo de lectura: 2 minutos

La ciudad de Buenos Aires fue testigo, el pasado 17 de agosto, de un grato suceso: la visita de cinco miembros del equipo “The Big Van Theory”. Científicos famosos por sus investigaciones pero más famosos por llevar la ciencia a la gente.
De eso nos dimos cuenta enseguida cuando saltó al escenario Eduardo, un matemático que desde el primer minuto nos hizo disfrutar del espectáculo y actuó como maestro de ceremonias para sus compañeros. También nos desilusionó cuando nos dijo que mejor que alguien nos regalara un teorema para demostrarnos su amor porque los diamantes, esas piedritas que tanto ansiamos, no son para siempre.

Cinco miembros del equipo “The Big Van Theory" en el teatro Liberarte de Buenos Aires.
Cinco miembros del equipo “The Big Van Theory» en el teatro Liberarte de Buenos Aires.

Le siguió Oriol, con un magistral manejo del escenario para contarnos todo acerca del moco bacteriano, cosa asquerosa si uno se la imagina pero parece que muy útil para estudiar la resistencia a los antibióticos y como combatirla.
Luego Helena, la bióloga del equipo, nos hizo entender algo que de oírlo en otra parte hubiéramos dicho ¿Quéeeeeeeeeeee? Explicó cómo funciona el hermafroditismo secuencial en las esponjas; estas pobrecitas que algunas veces son machos y otras hembras. Allí, muchos de los presentes, comprendimos algunas actitudes un tanto raras de Bob Esponja (aunque Helena no lo confirmó ni desmintió).
Javier juntó fútbol y actualidad para contarnos cómo funciona el Gran Colisionador de Hadrones, pero fundamentalmente para hacernos tomar conciencia de la importancia de la inversión en investigación, desarrollo e innovación.
BVT en BAFinalmente Alberto, cerveza en mano, nos hizo comprender por qué después de dos copas todo el auditorio es lindo. Luego, junto a Helena cantaron un rap que claramente incentiva vocaciones científicas.

Y así entre carcajada y carcajada pasaron los 90 minutos de espectáculo con las respuestas a las preguntas formuladas por el público.

Yo, que soy una apasionada de la divulgación y que estoy convencida en la educación científica de los niños, no salí defraudada; porque la mayoría de las preguntas fueron hechas por los más chicos.

Éstos científicos son un ejemplo para todos aquellos que, en este país y en otros de Latinoamérica, no salen a divulgar sus trabajos porque a la gente no le interesa o no entiende. Los asistentes a las dos funciones demostraron que la ciencia es interesante y que puede ser MUY DIVERTIDA.

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