La jirafa, ese animal que recordamos junto al elefante y al león independientemente de en que continente hayamos nacido, no solo es la especie animal más alta de todas las existentes sobre la tierra, sino también, una de las más malolientes. En este post te contaré sobre el aroma particular de los machos de la subespecie, jirafa reticulada, uno que puede detectarse a ¡kilómetros de distancia!
Una sola, muchas variedades
Si bien la jirafa que conocemos es un sola y responde al nombre científico de Giraffa camelopardalis, existen nueve subespecies que difieren ligeramente en su coloración y el patrón de la pigmentación del pelaje. A modo de ejemplo, la jirafa de Rothschild (Giraffa camelopardalis rothschildi) tiene líneas blancas más anchas que la jirafa reticulada, y no tiene manchas debajo de las rodillas. La jirafa masai de Tanzania y el sur de Kenia (G. camelopardalis tippelskirchi) tiene, por su parte, manchas irregulares de marrón claro a oscuro con forma de estrella. Por último, la jirafa reticulada que habita en Kenia y Somalia (G. camelopardalis reticulata) tiene manchas grandes de color castaño esbozadas por finas líneas blancas. Ésta última es la protagonista de la historia que te voy a contar.
Acerca de los olores en el Reino Animal
Así como nosotros nos perfumamos para una cita romántica, muchas especies suelen emitir aromas para atraer a su pareja para el apareamiento. Sin embargo, los olores no solo pueden utilizarse para atraer, sino también a modo de defensa, para el comportamiento territorial o para el reconocimiento entre especies.
En muchas especies de mamíferos, por ejemplo, estos olores son generados por sustancias liberadas a partir de glándulas odoríferas situadas en la cara, los pies o en el ano. El zorrillo es quizás el más famoso de los animales que emite sustancias «que apestan». Al sentirse atacado, libera un spray desde sus glándulas anales, que sin dudas puede dejarte ciego temporalmente. Las hienas, por su parte, también producen mal olor a partir de unas bolsas cercanas a sus anos, pero lo utilizan para guiarse. Debido a que recorren grandes territorios en manda, el rastro “oloriento” no solo es usado para marcar territorio, sino que sirve para mantener información sobre los individuos del clan. También existen aves, insectos y mamíferos marinos que secretan o producen sustancias con olores apestosos y con fines específicos. En todos los casos mencionados, estas sustancias son liberadas ante una determinada situación.
Más de un arma poderosa para la jirafa macho
Para producir un olor, un animal debe emitir sustancias químicas «volátiles» que se evaporan rápidamente, convirtiéndose en gases que se desplazan fácilmente hacia el sistema olfativo de otro animal.
Las jirafas macho, no solo tienen cuernos para defenderse de en las peleas con otros machos, sino un pelaje apestoso que les permite defenderse de otros enemigos más pequeños e incluso invisibles a simple vista. Según una investigación científica llevada adelante en la Universidad Estatal Humboldt de California, la razón de su pestilencia está en el pelaje, donde se alojan dos componentes extremadamente odoríferos, el indol y el 3-metilindol, un derivado del primero. El 3-metilindol es conocido también como “escatol”, y creo que es más que obvio aclarar a que huele ¿no?
En el pelaje de las hembras también fueron halladas ambas sustancias, pero en mucha menor proporción que en los machos.
El indol y también el escatol, son alcaloides que, por ejemplo, se producen naturalmente producto del metabolismo bacteriano del tracto digestivo de los mamíferos al degradar el aminoácido triptófano (presente en la mayoría de las proteínas). De allí que ocurra en forma natural en las heces humanas. Lo llamativo es que a muy bajas concentraciones, su aroma es floral y forma parte de varias esencias florales y perfumes.
Lo del escatol no fue la única sorpresa. En el pelo de estas jirafas también identificaron otros compuestos como el octano, el benzaldehído, el heptanal, el octanal, nonanal, p-cresol, el ácido tetradecanoico, el ácido hexadecanoico y la 3,5-17-androstadiona. Ésta última, además de un nombre rarísimo, tiene la particularidad de ser un compuesto que nunca antes se había identificado en una fuente natural. A pesar de la larga lista, el indol y el escatol siguen siendo los “apestosos”.
Olor que apesta y protege
Los científicos también se preguntaron si había alguna razón para que el pelo de las jirafas reticuladas contuviese tantos compuestos y además tuviese un aroma escatológico. La conclusión a la que llegaron fue que los compuestos tendrían una función antimicrobiana así como también antiparasitária. Esto se debe a que la mayoría de los compuestos mencionados son conocidos por poseer propiedades bacteriostáticas o fungistáticas contra patógenos de la piel de mamíferos u otros microorganismos. Otra posible función de estos compuestos puede ser la de repeler artrópodos ectoparásitos, es decir, artrópodos que prefieren vivir sobre su huésped, ubicándose generalmente sobre la piel, pelo, plumas y cuernos. A modo de ejemplo, según datos anteriormente informados, los niveles de p-cresol encontrados en el pelo de la jirafa son suficientes para repeler algunas garrapatas.
Todo tiene una función perfectamente ajustada en el mundo natural. Probablemente desconozcamos la mayoría de las relaciones dinámicas que existen entre los distintos componentes visibles e invisibles de la biosfera.
Biblioglafía y fuentes consultadas:
-Wood, W. F.; Weldon, P. J. 2002. The scent of the reticulated giraffe (Giraffa camelopardalis reticulata). Biochemical Systematics and Ecology. 30(10): 913-917.
-Manual de Química Orgánica 19na Ed. Beyer & Walter.
-Zoology, 5th Edition. Miller, Stephen A. & Harley, John P.
-¿Nos hablan los colores? Pierre Lazslo, 2006.
–EOL
–Conabio.inaturalist.org
–Natureinstitute.org