El Retiro es como una isla verde dentro de la gran ciudad de Madrid. Un islote que da oxígeno y vida al mar de calles y edificios. De 1,18 km² de superficie y lleno de estatuas, monumentos, fuentes, palacios, lagos, historia y naturaleza. Fue creado por Felipe IV en el siglo XVII como quinta de recreo para los reyes.

En el Retiro hay miles de ejemplares arbóreos, tanto autóctonos (originario de su propio lugar) como alóctonos (no originario del lugar), que en su conjunto poseen un gran valor ambiental, paisajístico y cultural. Olmos, robles, castaños de la india, cedros, cipreses, arces, eucaliptos, tejos, cipreses de los pantanos, madroños, álamos, fresnos, Boj, Ginkgos, olivos, platanos de sombras, abedules y pinos, son algunos que no podemos dejar de mencionar.

En el Retiro también pueden contemplarse especímenes de árboles catalogados como “Árboles Singulares de la Comunidad de Madrid”, como por ejemplo un pino carrasco (Pinus halepensis) con una altura excepcional de 35 m y unos 200 años de antigüeda y el magnífico y antiguo ahuehuete (Taxodium mucronatum) situado en la zona de Parterre.
Se dice que el ahuehuete podría tener más de 350 años y habría sido testigo del cuartel general de guerra de Napoléon. Durante la invasión francesa, en 1808, los jardines quedaron parcialmente destruidos al ser utilizados como fortificación por las tropas de Napoleón, sin embargo el ahuehuete quedó sano y salvo como testigo de la guerra. Tiene un diámetro de 2 m y una altura de 30 m. Si bien es originario de zonas de México, se ha adaptado muy bien al clima madrileño.
Existe una senda botánica señalizada, que se inicia cerca de la Puerta de la Independencia y cuyo recorrido incluye la identificación de alrededor de 79 especies de árboles . También el Área de Gobierno de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid organiza actividades ambientales que incluyen paseos guiados dentro del parque a fin de conocer y admirar la historia y cultura, la flora y la fauna que alberga este hermoso recinto.