Richard Miranda es chileno, oriundo de la ciudad de Ancud, Isla de Chiloé; es Doctor en Biorecursos Marinos y Ciencias Ambientales. Al momento de realizar esta entrevista se desempeñaba como investigador en el Cien Austral, un Centro de Investigación y Desarrollo de Puerto Montt, orientado a los sectores productivos acuícola y pecuario de la Región de Los Lagos. Según relata su perfil online, su interés científico es la generación de información biológica, ecológica y pesquera de diversos organismos marinos, así como también, el desarrollo de tecnología de cultivo artificial de especies acuícolas, especialmente de moluscos. Sin embargo, nosotros conocimos otro perfil, también relacionado con las ciencias, pero fundamentalmente humano. Entrevistarlo nos conectó con niños y con un hermoso proyecto educativo y divulgativo.
El proyecto
Conocimos a Richard Miranda por medio de una iniciativa que dirigió y llevó adelante junto al fundamental apoyo de Gabriela Silva Plaza y Carla Christie, y que según él, requirió muchísimo tiempo y dedicación, pero que les dio a cambio una gratificación inmensa. Se trata de “Mi Playa: un mundo de diversidad”, un proyecto que tuvo lugar durante el año 2012 en la región de Los Lagos, con niños de 3 instituciones educativas. Su objetivo principal, simple y claro, pero a la vez maravilloso: generar en escolares la inquietud por explorar, conocer y comprender la flora y fauna del ambiente marino costero que los rodea.
“Mi Playa” fue uno de los proyectos elegidos a nivel nacional en el “XVI Concurso Nacional de Proyectos de Valoración y Divulgación de la Ciencia y la Tecnología” del Programa Explora. Explora es un Programa Nacional de Educación No Formal en Ciencia y Tecnología, creado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT) de Chile.
“Mi playa: un mundo de diversidad” en detalle
Durante casi 9 meses, Richard, su equipo, alumnos y profesores de 4to y 5to de primaria de 3 colegios, realizaron actividades teórico-prácticas dentro y fuera de la sala de clases, participando de salidas a terreno en distintas playas de la zona, analizando y recogiendo muestras de las especies que la habitaban. Mediante laboratorios montados en los colegios, analizaron y clasificaron el material encontrado; y con los resultados obtenidos, realizaron muestras y una “Guía de Algas e Invertebrados Marinos”, que cada alumno, padre y docente pudo llevarse a su hogar, y que además, está disponible para su descarga online.
Al comienzo del diálogo nos mencionó dos interesantes cuestiones acerca del proyecto: “…Nos demandó una cantidad de tiempo impresionante, pero para nosotros como equipo, como investigadores, la satisfacción de hacer el proyecto fue muy grande…«
Al preguntarle acerca de cómo surgió la idea del mismo, nos explicó: “…donde vivimos nosotros hay muchas playas y los niños están familiarizados con el tema de los animales que pueden encontrar en las playas y demás. Conocen de su sistema o saben que hay. Sin embargo, no lo entienden (…) La idea era que los niños pudiesen entender por qué tienen algas en una playa y por qué en otra no tienen, o cangrejos, o ciertos bichos…”.¿Bichos? “Yo siempre le digo “bichos” porque si me pongo a hablar de cada especie es mucho. Entonces yo le digo bichitos, y ellos igual adoptaron ese vocabulario, aunque no es muy científico”, nos aclara Richard con una sonrisa cómplice.
Los colegios y playas donde trabajaron no fueron elegidos al azar y al preguntarle sobre el tema nos comentó: “…Dividimos el sector de nuestra ciudad (…) y tomamos 3 puntos equidistantes (…) y elegimos escuelas cercanas a esas diferentes playas”.
Anécdotas y reflexiones
Respecto a las distintas actividades que implicó el proyecto, nos comentó varias anécdotas, que no solo pueden hacernos sonreír unos instantes, sino que permiten dimensionar el gran trabajo realizado.
“Hicimos seis salidas a campo, donde inicialmente cada colegio analizó su playa (3 salidas), y luego hicimos salidas donde dos de los colegios iban a la playa del tercer colegio (3 salidas). Y ahí era el acabose. Porque teníamos más de 100 niños y éramos nosotros con los profes, y en total, no llegábamos a sumar más de 8 personas adultas (…) Tenía que ser una cosa muy articulada para poder salir (…) Primero teníamos que coordinar las mareas. Luego, que los horarios de clase coincidan con el horario de ciencia, y a su vez, que ese horario sea coincidente con los buses de traslado de los niños. Luego había que tener las colaciones de los niños, los permisos de los papás… En cada salida a terreno nosotros terminábamos a muertos…”
“Hubo cosas, como en todo, pero en suma, todo nos da positivo. Los chicos se portaron de maravillas (…) Yo estoy convencido de que tu puedes entregar mucho y que con eso te tienes que quedar. No con lo que cada uno tomó. Porque no todos te van a recibir el mensaje de igual manera. Con que tú entregues harto, y estés tranquilo contigo mismo por el trabajo que realizaste, es buenísimo”.
Además, y debido a que los fondos para realizar el proyecto eran relativamente escuetos, están orgullosos de todo lo logrado con esos recursos.
Respecto a su balance de la experiencia, hizo una interesante observación: “Los chicos quedaron muy contentos. Pero los que más contentos quedaron fueron los profesores. Ellos se fueron muy agradecidos, por el hecho de que nosotros los consideremos, y por el hecho de que se le pudo entregar otra herramienta de trabajo. Es decir, sacarlos del aula, de las clases y llevarlos al terreno”.
Este video muestra en imágenes un resumen de lo que fue el proyecto «Mi Playa».
Familiarizado con el mar desde siempre
Richard Miranda estudió Ingeniería Pesquera y luego realizó su magíster y doctorado en Japón, experiencia, que según él, recibió como un regalo que no esperaba, ya que haber podido realizar la universidad, era en sí, todo un logro. Proveniente de una familia cuyo padre era recolector de almejas, siempre estuvo familiarizado con el mar y la pesca artesanal. Al indagar acerca de qué lo llevó a estudiar su carrera y a dedicarse actualmente a la investigación acuícola, sus palabras lo dejan claro: “…siempre he estado familiarizado con el mar. Soy de una ciudad que era característica de la pesca artesanal, Ancud. Yo siempre veía eso. Y también vi como fue decreciendo el trabajo de la gente. En la caleta donde yo vivía, (…) en las mejores épocas, había unos 200 botes, y se trabajaba en algas, en moluscos…era una ciudad bastante fructífera en base a esa pesca (…) Entonces, cuando era niño ví el esplendor, pero también viví el momento que colapsó: cómo ellos iban sacando y degradando su propio recurso (…)”. Ingresó a la universidad con la idea de algún día hacer algo para recuperar eso que se perdió. “…En algún momento me gustaría volver a Ancud, con un proyecto y repoblar todo eso, para que la ciudad vuelva a tirar para arriba (…) Muchos proyectos míos están enfocados a la acuicultura de pequeña escala”.
Actualmente dirige varios proyectos enfocados a la actividad acuícola, fundamentalmente con moluscos. Según él, el más relevante a nivel de recursos es el trabajo con sistemas de cultivo integrado de moluscos, principalmente mitílidos, moluscos conocidos comúnmente como mejillones o choros. Cabe destacar que la industria del chorito o mejillón representa la segunda industria acuícola del país, después del salmón.
Acerca de la divulgación de las ciencias
Al preguntarle acerca de la divulgación de las ciencias, reflexiona y aclara: “La difusión de la ciencia tiene que ser rápida, muy adaptada a la época, al momento; actual”. Menciona también que al permitir que los conocimientos se difundan se da lugar a que los mismos puedan replicarse. Sin embargo, nos recalca que, según él, la misma requiere no solo de actualidad, sino también de enfoque y rigurosidad adecuados.
Por último, y luego de agradecernos el contacto, cuando en realidad nosotros estamos agradecidos para con su diálogo, Richard nos vuelve a recalcar que él es solo la cara visible, pero que el proyecto Mi Playa se debe al trabajo de otras dos personas, de forma principal, y muchas más que colaboraron en diferentes aspectos. También nos menciona que le encantaría replicar el proyecto con otro grupo de niños, pero que por este año descansarán un poco.
La entrevista nos dejó con la sensación qué el mismo puso en palabras: “que la ciencia se puede hacer en cualquier parte y con pocos recursos”. Y también, que solo hacen falta ganas y el trabajo arduo para ello.