Las cabras son mamíferos rumiantes que domesticamos hace miles de años. Dedican varias horas del día al pastoreo y se las ingenian para comer tanta hierba como encuentren. Cuando la hierba verde abunda, se las ve pastando por los prados pero, cuando la cosa se pone difícil para conseguirla, son capaces de explorar zonas super empinadas y rocosas que para cualquier montañista sería un verdadero desafío.
Las cabras trepa-árboles
Al suroeste de Marruecos, donde las precipitaciones promedio son de 300 mm/año, es frecuente ver lo que se muestra en la foto de arriba.
No, no es ninguna acrobacia de circo, son cabras alimentándose de los frutos y las hojas de los arganes. En otoño, cuando la hierba escasea, las cabras dedican la mayor parte de su tiempo en pastorear copas de arganes.
En esta zona, los bosques de argán ocupan u ocupaban porque los bosques de argán se han reducido hasta un 50%- una superficie de 400.000 hectáreas y, en ellos, estarían asentadas el 20-30% de las poblaciones de la cabra marroquí.
Los bosques de argán (Argania spinosa) son ecológica y económicamente importantes en el sur de Marruecos. Son una barrera efectiva para el desierto y proporcionar a la gente local madera, forraje para el ganado y aceite (famoso en los productos de belleza).
Pastoreo aéreo
¿El pastoreo aéreo de las cabras afecta a los arganes? Parece que no, al menos así lo postula un artículo de la revista Frontiers Ecology and the Environment. Este estudio revela que las cabras regurgitan las semillas de los arganes. Lo interesante es que los investigadores evaluaron la viabilidad de las semillas regurgitadas y encontraron que más del 70% eran viables.
Esta sería una nueva forma de dispersión de semillas. Una alternativa a lo que se llama endozoocoria o proceso de dispersión de las semillas mediante frugívoros (animales que se alimentan de frutos). En este caso, las semillas “viajan” en los sistemas digestivos de los animales que se han alimentado de sus respectivos frutos y, luego, al salir de sus cuerpos con las heces, conquistan otros territorios.
Aquí, las cabras marroquíes se alimentan de los frutos de argán y, como no les gustan las semillas grandes, regurgitan las nueces en zonas alejadas o distintas a donde fueron comidas. Sin querer hacen de agentes dispersores del argán.
Fuentes consultadas:
-Front Ecol Environ 2017; 15(4): 222–223, doi:10.1002/fee.1488
-Small Ruminant Research Volume 70, Issues 2–3, July 2007, Pages 248-256