El buen ojo
Cuando viajamos nos encontramos con animales que vemos por primera vez o con otros ya conocidos que vuelven a maravillarnos. Fijamos la mirada como si no supieran que ahí estamos, pero ellos también nos observan y están pendientes de nuestros movimientos. Este intercambio común de miradas podría ser el que, por ejemplo, ocurre a lo largo de una ruta. Desde su lado, observan pasar con velocidad a los distintos vehículos y, desde nuestro punto de vista, podemos ir observando la cantidad de especies que nos vamos encontrando a medida que viajamos. Incluso yendo a una velocidad de 80 km/h podemos identificar distintas especies, por ejemplo, las aves como las más vistosas de ellas. Aparecen especies casi sin pausa para entretenerte el recorrido haciéndolo más agradable. Entonces, la capacidad de registro del ojo humano es asombrosa… ¿no te parece? Todos esos sistemas cerebrales necesarios para procesar la información, a distintas velocidades, moviendo o fijando la mirada dependiendo la situación.
La distancia como bonanza
En biología se considera que la especialización de los ojos está referida a la búsqueda, ya sea de alimento, refugio, parejas. En su estudio sobre la evolución de fotorreceptores y ojos, Salvini y Mayr, concluyen que el ojo ha evolucionado al menos entre 40 y 70 veces de manera independiente en el conjunto del reino animal. La similitud entre el ojo humano y la cámara fotográfica es bien conocida. El ojo humano forma una imagen nítida sobre una retina, abre o cierra automáticamente un diafragma (pupila) de iris para mantener la intensidad de la luz interna relativamente constante frente a grandes fluctuaciones de la intensidad de luz externa; regula automáticamente la distancia focal de la lente (el cristalino) en función de la cercanía o lejanía del objeto observado y discrimina colores mediante la comparación de las tasas de disparo de tres tipos distintos de células fotosensibles.
Incluso Darwin no pudo imaginar de qué modo el ojo podía haber evolucionado a partir de un órgano simple sensible a la luz, y alucinaba con la adaptación del ojo humano. El primer paso en la evolución del ojo es la evolución de una molécula receptora de luz, la rodopsina. Se piensa que a partir de la célula fotorreceptora del ojo prototípico postulado por Darwin surgieron todos los tipos de ojos más complejos. Planteándolo desde un enfoque filosófico, podríamos decir que este acontecimiento de la admiración de Darwin hacia el ojo humano quedaría como un gran remate, si la visión errónea de supervivencia sigue inclinando la balanza de la justicia ambiental hacia nuestra extinción.
Por ello, quizás, la especialización más importante que debamos desarrollar es aquella vinculada al cómo nuestra especie ve a las demás especies y a la Naturaleza en su totalidad. Si estamos de acuerdo que esto es lo que actualmente pone en debate la vida en el planeta, entonces entenderemos que la distancia es clave en este sentido; darles espacio y observar a la distancia a las demás especies, no interactuar con ellas, tomar distancia para admirarlas, entre varias cuestiones.
En los Parques Naturales, las campañas de observación de animales silvestres contribuyen a que los visitantes respeten las distancias seguras. No hay nada mejor que tener la posibilidad de observar a un animal desplazándose en su ambiente natural. Muchas veces la fotografía hace que los observadores, para lograr una buena captura, se acerquen demasiado al no tener un buen equipo con capacidad de zoom óptico. Es importante destacar no solamente la protección de la vida silvestre, sino también se debe hacer hincapié en los aspectos de la experiencia que obtienen como visitantes mediante el comportamiento deseado. Qué distancias debemos establecer dependerá de la especie y de su entorno.
La mirada desprovista de odio
Resulta difícil escribir un post así cuando personas ahora mismo siguen abusando del poder en detrimento de la vida en un planeta tan deteriorado. Por ello, como reflexión, considero que no debemos seguir postergando ese cambio de visión ambiental tan relevante como ir incorporándolo a diario.
En este sentido sería importante evitar la interacción con animales silvestres y poner más cuidado a la relación establecida con los animales domésticos. Es necesario evitar estigmatizaciones como la reciente y equívoca mirada hacia los pangolines o los murciélagos y demás “bullying especista” hacia otras especies.
Es vital enfocar el turismo como una segunda instancia de conocimiento, dónde la primera debería ser mediante la familia o la escuela. En las familias donde la naturaleza es honrada como una parte importante de la vida, fomenta una motivación mucho más fuerte en sus hijas e hijos para que sean conscientes y alerta a sus señales. Un turismo enfocado en las especies que habitan los sitios, por ejemplo, empezar a hablar más de turismo ornitológico, para el caso de un lugar donde se observan aves, o turismo botánico, si el recorrido implica diversidad de plantas, o en ciertos sitios puede darse también, que converjan estas líneas turísticas. Esto nos llevaría, sin duda, a un turismo sostenible con gran servicio ecológico. Haciendo abundante, lo escaso en nuestra mirada.
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Bibliografía consultada
- Abrams, K. M., Leong, K., Melena, S. & Teel, T. 2019. Encouraging Safe Wildlife Viewing in National Parks: Effects of a Communication Campaign on Visitors’ Behavior. Environmental Communication, DOI: 10.1080/17524032.2019.164929
- Dawkins, Richard. 1996. Escalando el monte improbable. Copyright de la traducción: Joandoménec Ros, 1998.
- Gehring, W. J. 2011. Chance and Necessity in Eye Evolution. Genome Biology and Evolution, Volume 3, 2011, Pages 1053–1066.
- Sagarin & Pauchard, 2018. Ecología y observación. Ampliando el enfoque de la ciencia para entender un mundo complejo. Island Press, Washington, USA, 2012. Traducción: Consuelo Quevedo Ballesteros.
- Salvini-Plawen, L. v. y Mayr, E. 1977. On the evolution of photoreceptors and eyes, en M.K. Hecht, W.C. Steere y B. Wallace, eds., Evolutionary Biology, 10, Plenum, Nueva York, págs. 207-263.
- The IUCN Website www.iucn.org. Accedido en octubre 2020.
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