Los ecosistemas y la biodiversidad que los sostiene son esenciales para el bienestar humano. El destino de la humanidad depende de ellos y esto se debe a los servicios ecosistémicos que brindan. Así de simple es la cuestión. El punto es que la mayoría de las personas ni siquiera es consciente que habita un ecosistema, y mucho menos, que éste (incluyendo sus componentes vivos y no vivos) le brinda servicios, más allá de que lo hace de forma absolutamente silenciosa. Sí, la naturaleza brinda servicios, de los cuales todas las especies se benefician y, además, según nuestro análisis monetario, son gratuitos, free of charge, eso tan deseado en esta realidad capitalista que atraviesa cada una de nuestras fibras.
¿Qué son los servicios ecosistémicos?
Nuestra relación con el ambiente se puede analizar desde diversas perspectivas. Una de ellas es desde el punto de vista de los servicios ecosistémicos, también llamados servicios ambientales o ecológicos. De forma muy resumida podríamos decir que son los beneficios que las sociedades humanas obtienen de los ecosistemas (hacia el final de este artículo reflexionaré sobre esta mirada absolutamente antropocentrista). Constituyen el conjunto de elementos que los seres humanos obtienen de la naturaleza y las múltiples funciones que desempeñan los ecosistemas naturales proveyendo alimentos, estabilidad climática, espacios de recreación, entre otras cuestiones. Se trata de un concepto relativamente nuevo que nació en la década de 1970, pero no se popularizó hasta principios del siglo XXI.
Según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio, el programa científico auspiciado por las Naciones Unidas que constituyó el mayor esfuerzo internacional llevado a cabo para evaluar el estado y tendencias de los ecosistemas del planeta y analizar las consecuencias de sus cambios sobre el bienestar humano, cuyo informe fue publicado en el año 2005, los servicios de los ecosistemas se pueden agrupar en cuatro categorías interconectadas:
- Servicios de aprovisionamiento o suministro: son productos que se obtienen directamente de los ecosistemas.
- Servicios de regulación: son los beneficios obtenidos de la regulación de los procesos ecosistémicos.
- Servicios culturales: son beneficios intangibles deseados por las personas.
- Servicios de soporte: son necesarios para la producción de todos los demás servicios ambientales.
Como menciona la infografía de la izquierda, una característica importante de los servicios ambientales es que todos ellos interactúan entre sí y dependen unos de otros. Por eso es fundamental mantener las funciones de los ecosistemas estables, evitando romper los equilibrios con acciones como contaminar, deforestar, sobreexplotar recursos, disminuir los hábitats, entre otras.
Veamos algunos ejemplos concretos.
La polinización, que es un servicio de regulación, es esencial en la producción -mediante fotosíntesis- de alimentos y fibras por las plantas (servicio de soporte). Los arrecifes de coral ofrecen alimento (servicio de aprovisionamiento) y hábitat para los peces, y al mismo tiempo secuestran y almacenan carbono, protegen las costas, evitan la erosión de las playas y estabilizan los sedimentos y (servicios de soporte y regulación). Otro ejemplo podrían ser insectos que se alimentan de otros insectos, los cuales son esenciales para el control de las plagas (servicio de regulación). Por su parte, los genes que se encuentran en los seres vivos, como por ejemplo las plantas (diversidad genética), pueden ayudar a proteger el suministro de alimento humano (servicio de soporte). Cada uno de los diversos elementos químicos presentes en la naturaleza se ciclan en los ecosistemas a través de los ciclos de los nutrientes. Las bacterias fijadoras de nitrógeno, por ejemplo, convierten el nitrógeno atmosférico (gaseoso), -un elemento químico inerte para los animales, plantas, hongos y protistas-, en amoníaco y nitrato, que las plantas pueden usar después en la síntesis de proteínas y ácidos nucleicos, y es incorporado por los animales al alimentarse de vegetales. Dado que es un ciclo, el nitrógeno volverá finalmente a la atmósfera gracias a las bacterias desnitrificantes, presentes en los suelos y en los cursos de agua, que actúan transformándolo nuevamente en nitrógeno.
Análisis antiguos y falta de acciones concretas
Hace casi 20 años, la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio arrojaba cuatro conclusiones principales sobre los problemas a abordar y las acciones necesarias para mejorar la conservación y el uso sostenible de los ecosistemas.
- En los últimos 50 años (al año 2005), los seres humanos han transformado los ecosistemas más rápida y extensamente que en ningún otro período de tiempo comparable de la historia humana, en gran parte para resolver rápidamente las demandas crecientes de alimento, agua dulce, madera, fibra y combustible. Esto ha generado una pérdida considerable e irreversible de la diversidad de la vida sobre la Tierra.
- Los cambios realizados en los ecosistemas han contribuido a obtener considerables beneficios netos en el bienestar humano y el desarrollo económico, pero estos beneficios se han obtenido degradando muchos servicios de los ecosistemas, así como también acentuando la pobreza de algunos grupos de personas. Estos problemas, si no se los aborda, harán disminuir considerablemente los beneficios que las generaciones venideras obtengan de los ecosistemas.
- La degradación de los servicios de los ecosistemas puede empeorar considerablemente durante la primera mitad del presente siglo y puede ser un obstáculo para la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
- Por último, el desafío de revertir la degradación de los ecosistemas y al mismo tiempo satisfacer las mayores demandas de sus servicios puede ser parcialmente resuelto, pero esto requiere que se introduzcan cambios significativos en las políticas, instituciones y prácticas, cambios que en ese momento no estaban puestas en marcha. Muy poco de esto, al menos en América Latina, ha tenido lugar.
De los servicios de los ecosistemas examinados por la Evaluación en ese momento, aproximadamente el 60% se estaban degradando o se usaban de manera no sostenible, con inclusión del agua dulce, la pesca de captura, la purificación del aire y del agua, la regulación del clima regional y local, los riesgos naturales y las pestes.
Entonces… ¿Solo deberíamos proteger la biodiversidad porque nos es útil, porque sin ella nuestras sociedades son inviables?
Invitada a la reflexión por dos personas -que detallaré en breve-, decidí escribir la última parte de este artículo intentando hacer ruptura sobre esta perspectiva utilitarista de la naturaleza, y motivar a que decidamos proteger la biodiversidad no solo por ese pesado y real argumento que “nuestra vida depende de ella”. Hace dos años hice un curso muy interesante sobre “Educación Ambiental crítica” coorganizado por ReSapiens y la Fac. de Cs. Agrarias de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. En la última clase, cuyos temas fueron biodiversidad y soberanía alimentaria (otro temazo que quedará por ahora en mi tintero), la Dra. Graciela Kleikailo mencionó algo tan simple como que “nuestra vida depende de la vida en el planeta” y que “cada manifestación de vida es singular, y la humanidad debe respetarla. Todas las especies tienen derecho a permanecer en el planeta”. Estas últimas palabras, despegadas de los fines utilitaristas quedaron resonando tanto en mi cabeza que incluso hoy, dos años después, las recuerdo.
Por último, Alex Richter-Boix, en su maravilloso libro “El primate que cambió el mundo”, también hace referencia crítica a los servicios ecosistémicos como una instrumentalización de la vida, según la cual el valor de una especie depende de su utilidad para las personas, haciendo referencia a que mercantilizar la biodiversidad tiene sus riesgos ya que podría poner en peligro a aquellas especies a las cuales no les podemos atribuir una utilidad alguna.
Desde mi punto de vista, las abejas, que polinizan, que son esenciales para los ecosistemas, que tienen marketing y fotos preciosas, deberían respetarse y protegerse, así como los MILLONES DE SERES VIVOS QUE HABITAN EL PLANETA, porque como bien dijo Graciela, cada manifestación de vida es singular.
Créditos foto de portada: Erik Karits en Unsplash
Bibliografía consultada:
- Biología la Vida en la Tierra con Fisiología. Edición 10. Teresa Audesirk Gerald Audesirk, Bruce E Byers. Pearson. 2017.
- Millennium Ecosystem Assessment, 2005. Ecosystems and Human Well-being: Synthesis. Island Press, Washington, DC.
- Carabias, J.; Meave, J.; Valverde, T.; Cano-Santana, Z. Ecología y medio ambiente en el siglo XXI. Pearson, Educación, México, 2009.
- Retos para la enseñanza de la biodiversidad hoy: aportes para la formación docente / Sandra M. Díaz ; coordinación general de Gonzalo M. A. Bermudez ; Ana Lía De Longhi. 1a ed. Córdoba: Editorial de la UNC, 2015.
- Alex Richter-Boix. El primate que cambió el mundo – 12/01/2022 – GeoPlaneta.
- Servicios ecosistémicos y biodiversidad – FAO-.