Nicolás Copérnico revolucionó la ciencia con la teoría del heliocentrismo (teoría que considera al Sol como el centro del universo), concebida desde lo que podríamos llamar su hobby: la astronomía. Es que Copérnico no era astrónomo. Se formó en matemática, medicina, derecho, filosofía y griego. De ciencias y astronomía solo tomó un curso en el año 1500 y luego, pasó el resto de su vida como canónigo en su Polonia natal, donde murió en 1543. Fue enterrado en una tumba sin nombre, en la Catedral de Frombork donde trabajó.
Hereje post-mortem
La teoría propuesta por Copérnico de que la tierra y los planetas se mueven alrededor del Sol fue “revolucionaria” porque sacó del “centro del universo” a la tierra y a la humanidad (geocentrismo). Más tarde, los astrónomos Johannes Kepler y Galileo Galilei realizaron observaciones que afirmaron la teoría y trazaron órbitas elípticas para los planetas.
Las afirmaciones de Galileo no le causaron mucha gracia a la iglesia, que mandó a la Santa Inquisición a investigarlo, declarando la teoría copernicana una “insensatez, un absurdo en filosofía y formalmente herética”. Así, los escritos de Copérnico como los de muchos otros (Descartes, Diderot, Balzac, Rousseau, Víctor Hugo, entre otros) pasaron a engrosar el índice de libros prohibidos, donde la iglesia católica incluyó, durante 395 años (1571- 1966) los materiales considerados perniciosos para la fe.
¿Cómo se veía Copérnico?
Se sabe que murió a la edad de 70 años, poco después que su teoría viera la luz y, si bien existen algunos grabados y retratos hechos durante su vida y algunos poco después de su muerte, se tienen dudas sobre el color de sus ojos.
Los ojos azules no existen, son solo una ilusión
El color de ojos está determinado por el tipo, cantidad y distribución de melanina en el iris, estructura coloreada que rodea la pupila. Hay dos tipos de melanina: la eumelanina, de color marrón/negro y la feomelanina, de color rojo.
La melanina, junto con las fibras blancas de colágeno, produce las diferentes y variadas tonalidades que podemos ver. Cuando la luz viaja a través de un iris con poca melanina, las fibras de colágeno dispersan la luz azul hacia la superficie creando la apariencia de un iris azul. De esta manera, los ojos con más contenido de melanina serán negros o marrones y, por el contrario, los que menos tengan serán azul claro o verde.
La genética de los colores
En la actualidad se conocen varios genes responsables del color de ojos. La mayoría de ellos interviene en algún paso de la síntesis, transporte o almacenamiento de melanina.
Dos genes ubicados muy cerquita, en el cromosoma 15, juegan un importante papel en el color de ojos. Son los genes OCA2 y HERC2, los cuales se encuentran próximos uno del otro en el ADN. OCA2 produce la proteína P, responsable de la maduración de los melanosomas (estructuras donde se produce y almacena la melanina dentro de las células). Mutaciones en OCA2 reducen la cantidad de proteína P, lo que significa menos melanina en el iris y dan como resultado ojos más claros.
Llamativamente, un segmento no codificante del gen HERC2 (intrón 86) controla el funcionamiento de OCA2, activándolo o desactivándolo, haciendo variar el color de ojos del marrón, cuando está completamente activo, al azul claro, cuando está inactivo. En la población europea, una variante común en el gen HERC2 es la responsable de los ojos azules. Si una persona es homocigota para dicha variante, es decir que la lleva en ambos cromosomas 15 (el que recibió del padre y el que recibió de la madre en la fecundación) tendrá ojos azules. Por el contrario, si es heterocigota para la variante o no la lleva tiene mayores posibilidades de tener ojos marrones.
Se han identificado otros genes que están involucrados en el color de ojos:
• ASIP, ubicado en el cromosoma 20, está involucrado en la melanogénesis. Provoca menor síntesis de eumelanina y mayor de feomelanina.
• IRF4, ubicado en el cromosoma 6, regula la producción de tirosinasa, enzima clave para la síntesis de melanina
• SLC24A4, ubicado en el cromosoma 14, su producto interviene en el transporte de iones y, aunque no se sabe, puede tener una función similar a SLC24A5.
• SLC24A5, ubicado en el cromosoma 15, codifica una proteína que interviene en el transporte de iones en los melanosomas.
• SLC45A2, ubicado en el cromosoma 5, produce una proteína especializada de la cual aún se desconoce su función exacta, pero se especula que transporta moléculas importantes para el funcionamiento de los melanosomas.
• TPCN2, ubicado en el cromosoma 11. No se conoce cómo regula la pigmentación, pero se sabe que cuando no se expresa aumenta el contenido de melanina.
• TYR, ubicado en el cromosoma 11, produce la enzima tirosinasa que interviene en el primer paso químico de la producción de melanina, convirtiendo la tirosina en dopaquinona; que luego de una serie de reacciones se transformará en melanina.
• TYRP1, ubicado en el cromosoma 9, produce la proteína 1 relacionada con la tirosinasa. No se conoce exactamente qué función cumple, pero se cree que está relacionada en la estabilización de la tirosinasa y en la determinación de la forma de los melanosomas.
En definitiva, es muy posible que los efectos de estos genes se combinen con los de OCA2 y HERC2 para producir las diversas tonalidades de iris que conocemos.
Los ojos de Nicolás
Copérnico fue enterrado en una de las más de 100 tumbas que tiene la Catedral de Frombork. Durante dos siglos se trató de identificar cuál era la suya y hasta Napoleón, en 1807, ordenó a uno de sus oficiales que se ocupara de la tarea. En el año 2004, científicos polacos orientaron la búsqueda a la zona del altar de la Santa Cruz, que era el altar donde oficiaba como sacerdote. De esa zona se recuperaron varios esqueletos.
Para identificarlo había que buscar parientes (vivos o muertos) para poder cotejar el ADN. Al no encontrarlos, se usaron cabellos que se encontraron en un libro astronómico usado por Copérnico durante muchos años, exhibido actualmente en el Museo de Uppsala (Suecia).
Los patrones de ADN mitocondrial de dientes y fémur de uno de los restos encontrados coincidieron con los de los cabellos. Esta coincidencia junto con datos antropológicos permitió a los forenses decir, con alto grado de certeza, que esos huesos pertenecieron a Nicolás Copérnico.
Cuando realizaron el análisis para el gen HERC2 encontraron, en homocigosis, la variante que genera ojos azules. El hallazgo fue inesperado, ya que en los retratos aparece con ojos oscuros. Esto puede deberse a que la mayoría de ellos están realizados con la técnica de calcografía que no refleja los colores reales y estos, fueron tomados como modelo para retratar al brillante científico después de su muerte.
En 2010, los restos de Copérnico fueron enterrados con honores bajo el altar mayor de la Catedral de Frombork, en un sepulcro de granito negro presidido por una lápida de tres metros de altura que recuerda al hombre que fundó la astronomía moderna.
Referencias bibliográficas:
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