Si bien se trata de una especie que habita en las profundidades, no se alimenta de sangre, como podría sugerir su nombre. Vampyroteuthis infernalis es el nombre científico de este animal y significa literalmente, calamar vampiro del infierno, aunque no resulta demasiado acertado al conocer un poco más sobre el mismo.
Hace cerca de 100 años que un grupo de biólogos marinos atraparon los primeros calamares vampiros. Desde entonces varios investigadores intentaron estudiar el misterioso animal pero nadie había logrado comprender cómo se alimentaba. En un trabajo publicado recientemente por investigadores del Acuario de la Bahía de Monterrey, (MBARI por sus siglas en inglés) de California, Estados Unidos, lograron develar el misterio. El trabajo muestra por primera vez que, a diferencia de sus parientes los pulpos y los calamares, que comen presas vivas, el calamar vampiro utiliza filamentos para capturar restos orgánicos en descomposición (detritos). Consume plancton muerto, restos de crustáceos y materias fecales.
Conociendo a este particular animal
Los cefalópodos son una clase de invertebrados marinos (del grupo de los moluscos) dentro del que se encuentran los comúnmente conocidos como pulpos, sepias y calamares. Son muy abundantes y habitan en el ambiente marino desde las zonas costeras hasta el abismo. La mayoría de los ejemplares pertenecientes a este grupo se alimentan de presas vivas. Son carnívoros. Ingieren algunos peces, crustáceos pequeños y otros cefalópodos; y han desarrollado una amplia variedad de estrategias para perseguir a sus presas.
El calamar vampiro, que se encuentra a lo largo de todo el globo, en aguas tropicales y templadas, generalmente con bajos niveles de oxigeno disuelto, no solo posee hábitos alimenticios particulares, sino que es considerado una reliquia a nivel de historia evolutiva, ya que conserva particularidades tanto de los pulpos como de los propios calamares. Posee ocho «brazos» (como los pulpos), pero carece de tentáculos para alimentarse. Tiene dos largos filamentos retráctiles, que extiende y deja flotando para captar residuos.
Los investigadores encontraron que el calamar ingiere «nieve marina», como se denomina a los restos de algas y animales que viven en aguas más superficiales y que una vez muertos descienden a las profundidades del océano. Observaron que también pueden ingerir excrementos de animales pequeños como el krill.
Por otra parte, el mecanismo por el cual se alimentaría también resulta llamativo. Restregando los finos filamentos contra su cuerpo, el calamar combina los residuos con el mucus que él mismo segrega para formar pequeñas bolas de alimento, que luego ingiere. Los filamentos pueden ser hasta ocho veces más largos que su cuerpo.
¿Cómo realizaron los descubrimientos?
Además de analizar los contenidos de los estómagos de calamares en colecciones de museo, los investigadores utilizaron vehículos operados en forma remota para recoger especímenes vivos y estudiar sus hábitos en el laboratorio. Los especímenes fueron capaces de mantenerse con vida en el laboratorio durante meses lo que permitió realizar estudios que aportaron datos clave. Los investigadores descubrieron que si colocaban trozos de animales microscópicos en un tanque con un calamar vampiro, las partículas de alimentos se adherían a los filamentos del animal. El animal llevaba luego el filamento a través de sus brazos, removiendo estas partículas y envolviéndolas con mucus. Por último, transfería este pegote de mucus y partículas a su boca y lo consumía.
También examinaron más de 170 grabaciones, cerca de 23 horas de filmación, realizadas durante misiones exploradoras con vehículos operados a distancia en los últimos 25 años. Los videos mostraron que estos calamares permanecen a la deriva, inmóviles en el agua, sin gastar energía persiguiendo presas, sino que simplemente extienden sus filamentos para recoger la materia flotante que cruza su camino. Tampoco deben evadir depredadores, porque viven a grandes profundidades donde hay niveles muy bajos de oxígeno, en las que muy pocos animales logran sobrevivir.
Al examinar los filamentos bajo el microscopio, se encontró que estaban cubiertos de diminutos pelos y una densa red de nervios, por lo que eran extremadamente sensibles al tacto. Lo que sugiere que los filamentos probablemente son órganos multisensoriales desplegados para detectar y capturar materia y detritos, y al mismo tiempo, detectar la presencia de depredadores y posiblemente presas.
Los responsables de la investigación, Hendrik Hoving y Bruce Robison señalan que «por estas adaptaciones únicas, el calamar vampiro puede habitar en forma permanente y exitosa zonas de oxígeno mínimo, en las que escasean los depredadores y abunda la comida«.
La dieta del calamar vampiro puede no resultar muy nutritiva, pero este cefalópodo tiene adaptaciones que le permiten sobrevivir en lugares donde los parámetros conocidos para sus congénres sugerirían su no supervivencia.
En el siguiente video podrás disfrutar de un relato de estos maravillosos descubrimientos acompañado por sorprendentes imágenes.
El video está en inglés, sin embargo, puedes leer los subtítulos del mismo.
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Bibliografía consultada:
– Hendrik J. T. Hoving and Bruce H. Robison, Vampire squid: detritivores in the oxygen minimum zone Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences. September 26, 2012 . 1471-2954
– MBARI –Acuario de la Bahía de Monterrey, Estados Unidos.