Los anfibios forman uno de los grupos de animales más interesantes que hay en este Planeta. Pertenecen a la Clase Amphibia y su nombre deriva de término griego amphi (‘ambos’) y bio (‘vida’), o de “dos vidas”. Se distinguen por sufrir una transformación durante su desarrollo llamada metamorfosis, la cual es acompañada por cambios morfológicos drásticos e incluso cambios de hábitat y de comportamiento.
Según Amphibiaweb.org, hasta julio del 2014 se han descrito 7.303 especies de anfibios. Sin embargo, según el informe de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (International Union for Conservation of Nature) del año 2008; más del 32% de las especies de anfibios están amenazadas o extintas. Solo el 43% estaría fuera peligro, ya que el resto de las especies se desconoce su estado (25%). La comunidad científica adjudica este desastre a varios factores, entre los cuales se señalan; destrucción, alteración o fragmentación del hábitat, cambio climático, radiación, enfermedades, contaminantes, etc.
Los anfibios como modelo experimental
Los anfibios juegan un rol muy importante en la investigación. Fueron y son modelos experimentales muy utilizados. Curiosamente han sido utilizados por al menos seis premios Nobel en medicina y fisiología y uno de ellos fue el argentino Dr. Houssay (premio en 1947).
Algunas pocas especies han sido las seleccionadas por los investigadores para ser criadas dentro del laboratorio y así disponer de esos ejemplares y no los provenientes del medio natural.
Suponemos que, con el afán de “mejorar” el modelo experimental, en el año 2007, un grupo de investigadores japoneses publicaron en la revista Nature, la “creación” de una rana transparente (o “see-trrough frog” en inglés).
Este trabajo fue liderado por el Dr. Masayuki Sumida, en el Instituto de Biología de los Anfibios, de la Universidad de Horoshima, Japón…”Se pueden ver los órganos de la rana durante toda su vida y no es necesario realizar disecciones”… declaró el Dr. Sumida a una agencia francesa de prensa.
Los investigadores indican que fue llevado a cabo mediante entrecruzamientos sucesivos de ranas mutantes recesivas para el color claro de la piel. Puedes pinchar aquí y ver el video donde se muestran las ranas mutantes de Rana japonica. Es realmente impresionante como se ven los órganos internos.
La Naturaleza supera las manipulaciones humanas
En el año 2009 el profesor Eli Greenbaum y su equipo, del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Texas, en El Paso de Estados Unidos (University of Texas at El Paso), participaron de una campaña financiada por National Geographic, en la República Democrática de Congo, África.
En las remotas montañas del congo, Greenbaum y colaboradores re-descubrieron cinco de las 100 especies “perdidas” o que durante décadas no se habían tenido registros. Entre estas especies de anfibios se encuentra la rana de árbol Hyperolius leucotaenius, la cual había sido descripta en el año 1950. Esta rana se encontraba a orillas del Río Elila y su piel es tan transparente que pueden verse claramente los órganos internos e incluso los ovocitos (o huevos) de la hembra.
La duda que surge es si este ejemplar es representativo de la población. Efectivamente el Profesor Greenbaum comentó que observó a más de un individuo de la misma especie e incluso otro grupo de científicos alemanes, que realizaron expediciones en Rwanda (en frente del Congo), descubrieron a otras ranas de “piel transparente” pertenecientes al mismo género.
Poco o nada se sabe sobre las características genéticas que hacen que estas ranas presenten este fenotipo.
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Una aclaración respecto al título de la nota de National Geographic. Si bien se desconoce la biología reproductiva de esta especie, la rana no está embarazada. Probablemente lo que se observan son los ovocitos dentro de su cavidad abdominal, que durante la época reproductiva se liberará al medio de fecundación externo.
Bibliografía consultada:
-Duellman, W.E., and Trueb, L.1986. Biology of Amphibians. New York: McGraw-Hill Company, Inc.
-Burggren, W. W. and Warburton S. 2007. Amphibians as Animal Models of Laboratory Research in Physiology. Volume 48, Number 3: 260-269.