El mundo de nuestros sentidos es el que nos conecta con lo que nos rodea. La vista, el oído, el tacto, el gusto, el olfato… nos permiten interactuar, sentir y vincularnos de distintas formas con un afuera que cada uno de nosotros solemos experimentar de diferentes maneras. En algunos casos puede que “veamos” o percibamos diferentes cosas. Puede que algo nos afecte en mayor o menor medida, lo que nos permite involucrarnos de una forma muy personal en cada situación. Este conjunto de hechos componen nuestra percepción del mundo e influyen en el cómo nos situamos ante él.
El sentido del olfato es, junto con el de la vista, uno de los que más impacta en nuestra vida y si bien, tendemos a ser más “visuales”, vivimos inmersos en un mundo de olores con los cuales interactuamos incluso a nivel subconsciente. Esto último también advierte la Dra. Kathleen Whitlock; neurocientífica experta en estos temas, Profesora Titular del Departamento de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso e Investigadora del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso (CINV).–
Formada en las universidades de Washington y Cornell, Estados Unidos, y en un particular acento chileno con matices del país del norte, la Dra. Whitlock comienza el diálogo presentándose. Nos cuenta que es bióloga, posee un magíster en neurobiología y un doctorado en Zoología. Desde hace algunos años reside en Valparaíso, Chile, donde trabaja con peces; los pintorescos peces cebra, que utiliza como modelo para estudiar el desarrollo del sistema nervioso. Estudia particularmente el desarrollo del sistema olfatorio, para ver cómo se diferencian las neuronas, entre varias otras cuestiones.
Otra mirada
Si bien, en primera instancia, la Dra. Whitlock es una eminencia de la ciencia en su área, como lo reflejan su gran cantidad de publicaciones y logros científicos, la simpatía, el entusiasmo y una particular mirada que muestra al hablar sobre su trabajo, dejan entrever que se encuentra vinculada con el mundo exterior de una manera particularmente sensible. Sumado a su trabajo como investigadora y docente, Kathleen es actualmente directora de un maravilloso proyecto llamado Ciencia al Tiro que en propias palabras y en el inicio del sitio web define: “Este es un proyecto en el que queremos participar con nuestros vecinos, donde los estudiantes del doctorado son los tíos. La idea es armar talleres científicos donde los estudiantes hacen un proyecto”. Se trata de una iniciativa con la cual intentan llevar a colegios conocimientos científicos prácticos, mediante el dictado de talleres y generación de proyectos.
Ciencia al tiro
Para las personas no demasiado vinculadas con la idiosincrasia chilena cabe aclarar que el modismo “al-tiro” significa algo así como rápido, urgente, e incluído en el nombre del proyecto resulta algo más que sugerente. Así lo aclaran en el sitio web del proyecto al referirse al porqué del nombre: “Queremos transmitir un sentimiento de urgencia: el sistema de educación pública en Chile está roto, no podemos esperar… (…) Esperamos poder contribuir con un granito de arena a la formación de niños que necesitan del compromiso social para salir adelante y quebrarle la mano a este orden de cosas (…).
Al preguntarle acerca de cómo surgió la idea del proyecto Kathleen comenta: “Trabajando con los doctorandos nos damos cuenta que los estudiantes de doctorado recibieron beca del gobierno de Chile pero no hay ningún contrato o compromiso para devolver algo a su país. Y estuvimos pensando ¿qué podría hacer el doctorando para devolver algo a su país?, entonces decidimos trabajar con escuelas públicas, hacer talleres de ciencia”. Pero aclara, (…) “en realidad los talleres de ciencia que hacemos son sobre cualquier tipo de ciencia no solo neurobiología (…) decidimos que sería importante enseñar cosas que son relevantes para los estudiantes. (…) hacer talleres de ciencia porque es algo activo”. Por otra parte menciona que posee un interés personal en energías sustentables, razón por la cual ese concepto es el eje de varios de los talleres. Respecto a los estudiantes de doctorado que participan del proyecto Kathleen nos dice: “En la mayoría de nuestros proyectos hay doctores, pero también hay técnicos. Todas las personas que quieren participar participan”.
«La idea de ciencia al tiro es: tú haces cosas y por esta acción de hacer un proyecto se pueden recordar los conceptos y disfrutar. (…) Intentemos transmitir también que la ciencia es entretenida. La gente piensa que no puede acceder. Hay académicos que les gusta esa distancia entre el que sabe y el público que no sabe. A mí no me gusta esa distancia” enfatiza Kathleen.
Fue un artículo publicado en la revista The Economist de Inglaterra , en el que se hablaba sobre la desigualdad en educación en Chile, el que los motivó a trabajar con escuelas públicas. La primera escuela con la que trabajaron era una de las más pobres en Chile, situada a tan solo 10 min del centro de la ciudad. “(…) Son nuestros vecinos…» aclara Kathleen. Lo que deja entrever, a tan solo 10 minutos de diálogo, su profundo compromiso y sensibilidad.
La ciencia puede ayudar a resolver problemas
Al preguntarle acerca de en qué consisten los proyectos y los talleres la Dra. Whitlock nos comenta que, entre otras cosas, hacen hornos solares y duchas solares. Con mucha alegría relata “a fin de año hicimos una muestra para los apoderados o padres (…) así los chicos pueden mostrar a su familia los hornos que construyeron y cocinaron huevos para su familia. La idea de eso es que si en el futuro a los chicos les falta plata pueden pensar en algo práctico de ciencia. Yo puedo utilizar entonces la energía del sol, puedo calentar agua y hacer un taller de energía solar térmica y calentar agua para una ducha (…) Esa es parte de la idea de los talleres, dar conocimientos prácticos, pero también poner en la cabeza de los estudiantes que la ciencia está en todas partes, que es útil, y puede ayudar a ellos a resolver problemas”. Luego de desprender un poco de emoción al contarnos la última experiencia, Kathleen hace una pausa y nos deja esta reflexión: “Si usted tiene ese conocimiento, le esta dando herramientas para resolver problemas, y puede hacer uso del mismo y nadie te lo puede robar”.
Además de los distintos elementos construidos en los colegios, Kathleen y su equipo han ido de a viaje a Santiago para llevar a los estudiantes al museo interactivo científico, han visitado una granja educativa y renovado una sala del colegio, entre otras cuestiones.
Planes a futuro
Actualmente, junto al equipo, están escribiendo un libro que tendrá 12 talleres, los más fáciles para implementar en un colegio. Sin embargo eso es solo el principio; el plan es hacer un centro de ciencia. “Yo compré varios equipos: microscopios con cámaras, con pantallas, (…) y unos amigos y yo, compramos una casa quemada, (…) vamos a renovarla, y vamos a tener un centro donde los chicos puedan venir a trabajar (…)”.
Por otra parte, y no menos importante, si bien durante los primeros años el proyecto se ha subvencionado con fondos públicos de diferentes proyectos y subsidios de investigación, actualmente posee un gran componente de aporte privado, que proviene, ni más ni menos que del propio bolsillo de la Directora que aquí nos habla.
Recorriendo el camino
Al preguntarle acerca de qué la llevó a hacer este tipo de cosas Kathe reflexiona: “Pienso que fue mi frustración”. Luego de estudiar y trabajar en prestigiosas universidades en EEUU, llegó a Chile, a una universidad pública, a enseñar biología general en el primer año. Allí evidenció grandes falencias en el nivel educativo de los estudiantes. “Inicialmente estuve super enojada, (…) después me doy cuenta que no es culpa de ellos, sino del sistema”. A lo que tuvo un llamado de atención interno: “Entonces, yo pensé; necesitamos hacer algo!. Tu puedes criticar u opinar de las cosas si haces algo para mejorarlas…”
Pero no todo parece haber sido fácil en este camino por aportar un granito de arena a la formación de los niños. (…) “A mi me critican mucho (…) y me dicen: ¿Por qué, vos que sos neurobióloga estás haciendo esto?» . A lo que ella responde: “Porque es ciencia! Si una persona tiene un doctorado en química, biología, neurobiología, no importa. La idea del doctorado es enseñar a las personas a sintetizar ideas y resolver problemas” . Una aclaración por demás de elocuente.
“Hay días en que es difícil porque cuando tu eres investigador hay mucha presión para publicaciones, etc, y hay muy poco valor en la enseñanza. (…) Tuve un colega que me dijo: – Tu estás en la punta de la pirámide académica; eres titular, ganas muchos proyectos, eres muy conocida, ¿Por qué haces esto? – Y yo le dije, porque yo soy producto de una escuela pública muy buena, y sino fuese por el colegio público, universidad pública para mi carrera, mi magíster y mi doctorado yo no estaría aquí, estaría trabajando en un restaurant, no sé en donde, pero no estaría aquí… Por lo que yo tengo ganas de devolver eso…”
Para contrarrestar este tipo de cuestiones, Kathe nos cuenta que tiene consigo elementos inspiradores de gente a la que ha ayudado a lo largo de su carrera. Uno de ellos es una botella llena de estrellitas hechas de papel que en su parte superior posee un pajarito. “Esta botella fue un regalo de una estudiante en Cornell que yo ayudé mucho. Y ella me regaló esto cuando salió de la universidad. Entonces lo puse en mi escritorio. Dos años después, un Japonés estuvo visitando nuestro laboratorio y estuvo en mi oficina. Y miró esta botella y me dijo: – ¿Dónde encontró esto usted? – . A lo que Kathe contestó: “Esto fue un regalo de una estudiante mía (…) Y el me contestó: – Usted es muy respetada-. Y yo le dije: ¿como sabe eso? (…) – Por que esto es un símbolo de respeto para los japoneses – (…) El me explicó que el trabajo que lleva hacer una de estas estrellas es increíble, porque son chiquititas». El visitante también le comentó que el pajarito de la parte superior era una especie de homenaje para ella. “Entonces lo tengo en mi oficina junto a mi computadora y lo miro todos los días (…) A veces, tu necesitas tener la fortaleza emocional para no escuchar a tus colegas.”
Finalmente, y en pocas palabras, ella sintetiza una respuesta que permite dar cierre a un diálogo no solo placentero, sino por demás de motivador. «(…) hago esto porque yo soy profesor, yo he tenido mi éxito en una universidad top en el mundo, (…) hago esto como un ejemplo que todos nosotros deberíamos hacer para ayudar (…)»
Esta entrevista fue republicada en la sección Noticias del CINV el día 26-12-12