Voy a arrancar esta nota pidiéndoles que cierren los ojos y piensen cómo creen que sería su vida, con sus actividades y obligaciones, llevadas a cabo por un adulto pero desde la óptica de un niño. Cómo sería si pudiésemos tener la pureza, la creatividad y la simpleza de los chicos; si pudiésemos ver el mundo sin sesgos ni intenciones personales, tan sólo como lo hacen ellos. Yo creo, sin dudas, que sería un mundo con mejor humor, con más amor, más relajado y mucho más productivo. Al igual que El Principito pienso que “Todas las personas grandes han sido niños antes (pero pocas lo recuerdan)”, y que el desafío está en traer cada día a lo cotidiano un poquito de ese recuerdo. Que madurar no significa ser una persona seria, mucho menos aburrida, sino poder hacer sonreír como un chico pero recordando nuestras obligaciones; aceptar que ya no somos niños pero sin olvidar que lo fuimos.
Ahora bien, para que los chicos de hoy lleguen a ser adultos con dotes de niñez, los que tenemos un poco más de años somos los encargados de cuidarlos, de incentivarlos, de formarlos y de darle más posibilidades a su futuro. Es por eso que quiero presentarles a tres grupos y/o proyectos que buscan colaborar con esta idea, en los cuales tuve la suerte de participar.
El primero, es el proyecto de LIBReciencia (IBR-UNR-CONICET), coordinado por la Dra. Eleonora García Véscovi acompañada de un grupo de becarios doctorales, post-doctorales e investigadores del IBR. Se trata de un proyecto de vinculación surgido en el IBR que se enfoca en la generación de una serie de propuestas destinadas a que profesores y alumnos de la Escuela Media cuenten con herramientas para experimentar el proceso según el cual se elabora el saber científico, y puedan acercarse a la manera en que los científicos desarrollan su actividad habitual. A su vez, se busca que a través de este medio, puedan comprender mejor aquello que leen en los libros. Con esta finalidad, se diseñaron dispositivos didácticos compuestos por tareas experimentales, y material orientativo escrito y audiovisual. A lo largo de 2014, estos desarrollos fueron transferidos mediante el dictado de Talleres teórico-prácticos a docentes de escuelas de nivel secundario de la ciudad de Rosario (Santa Fe, Argentina). Ya en el año 2015, se efectuaron tareas de soporte para la implementación de estos prácticos en el Aula. Entre los diseños didácticos elaborados, utilizando a la Microbiología y a la Biorremediación como recurso didáctico, debido a su factibilidad de implementación y su cercanía con fenómenos cotidianos, se encuentran: “Bacterias, están ahí?”, “Bichos en la cocina”, “Al pan-pan…y a las levaduras….?” y “Todos por el agua”. De esta manera, LIBReciencia, sale al encuentro con la sociedad intentando contribuir con la enseñanza de la ciencia, y mostrar una pequeña parte de la actividad científica, ya que conocer lo que hacen nuestros científicos es un derecho de todos.
Siguiendo con esta línea, otro gran proyecto: “Los científicos vuelven a la escuela” organizado por CONICET-Rosario, es una actividad que consiste en que sus investigadores visiten Instituciones Educativas y desarrollen una clase con el objetivo de incentivar la enseñanza de la ciencia en las escuelas y acercar la figura del científico a la comunidad. En lo que va de este proyecto, más de 3700 alumnos y 250 docentes de más de 30 escuelas de Rosario, Casilda, Cañada de Gómez, Pujato, Wheelwright y Chabás recibieron estas visitas.
Corriéndonos de la ciencia propiamente dicha, pero continuando con la educación de los chicos, el tercer proyecto que quiero presentarles es el PEU (Proyecto de Extensión Universitaria), constituido por un grupo de estudiantes y ex-estudiantes de la UNR que llevan a cabo tareas de Apoyo Escolar en el Barrio Alvear de Rosario. Los días de encuentro son los sábados por la mañana, donde los chicos luego de desayunar son ayudados a realizar sus tareas escolares. Las actividades no son meramente educativas, sino que se intenta acompañarlos en sus necesidades, sus inquietudes, sus gustos y motivarlos con distintos talleres como ser deportivos, de manualidades, etc. En un espacio de interacción mutua en el que no se sabe quién aprende más de quién.
Para concluir, decidí hacer un final colectivo y para eso llevé la propuesta inicial de esta nota a unos cuantos amigos, que pensaron e imaginaron conmigo y respondieron que un mundo de adultos con dotes de niñez sería: “más divertido”, “definitivamente más lindo”, “más alegre, en el que todo nos sorprendería como la primera vez”, “más equitativo”, “con menos prejuicios y mentes más abiertas”, “más inocente”, “más transparente y sincero”, en donde “lo único que me daría miedo es la falta de filtros y que quizás no mediríamos las consecuencias de ciertas cosas”. A todos ellos gracias por participar, y al resto los dejo reflexionando…Tal vez, surjan más proyectos como estos tres y muchos más que hoy no llegué a abarcar.
Bibliografía y fuentes consultadas:
“LIBReciencia: un proyecto de vinculación de IBR y la microbiología como herramienta para la enseñanza de la ciencia”. Eleonora García Véscovi, y el equipo de trabajo de Libreciencia* (IBR-UNR-CONICET).
Congreso SAMIGE. Córdoba 2015.