El protagonista de este post es la única especie conocida del género Macropinna, que pertenece a la familia Opisthoproctidae. Es un pez marino mesopelágico solitario de las aguas templadas y subárticas del Pacífico Norte. En inglés se lo nombra como barreleye, u ‘ojo-barril’, en español.
Este pez de no más de 15 cm presenta características morfológicas super llamativas: tiene ojos tubulares, una boca diminuta y terminal y una especie es el escudo transparente tipo capucha que cubre la parte superior de su cabeza.
Es mejor que lo veas: Macropinna microstoma fue grabado con un robot submarino a una profundidad de 744 m.
¡Ojo!: lo que parecen sus ojos tristes son, en realidad, sus narinas. Lo explico.
Descubierto ya hace tiempo
M. microstoma fue descubierto hace 70 años en la costa de California. Poco se sabía sobre su biología hasta hace poco cuando, en el año 2008, un grupo de científicos norteamericanos publicaron un artículo que aclara relativamente la comprensión de sus características anatómicas y fisiológicas.
Las observaciones in situ y los estudios de laboratorio del estudio en cuestión revelaron que los ojos tubulares de Macropinna pueden cambiar de posición: pueden pasar de una dirección dorsal (A) a una dirección rostral (B).
El color verde de las lentes oculares de Macropinna se debe a la presencia de pigmentos que le confieren la capacidad de visualizar presas bioluminiscentes.
Los ojos tubulares
Este tipo de ojos se han descrito en algunos peces mesopelágicos. Estos órganos les confieren ciertas ventajas ópticas para entornos de poca luz en los que habitan. En términos generales, este tipo de ojo tiene una lente de gran apertura que facilita la captación de la luz. La forma tubular maximiza el consumo de luz y se adapta la distancia focal de la lente grande.
Un par de ojos tubulares mejora la sensibilidad, mejora la percepción del contraste y crea una amplia superposición binocular de los campos visuales. Todo esto, aparentemente, proporciona una percepción precisa en las profundidades donde hay poca luz.
La “capucha trasparente”
La característica más llamativa de esta especie es el escudo transparente con forma de capucha que cubre la parte superior de la cabeza y sus prominentes ojos tubulares en su interior.
Este escudo es un integumento resistente y flexible que protege sus ojos tubulares. Gracias a estos, el pez puede mirar hacia adelante y hacia arriba (con un arco de rotación máximo de unos 75º).
Se piensa que esta especie de escudo transparente que cubre la parte superior de la cabeza le proporciona cierta “protección” para los ojos de los tentáculos de las medusas, una de las fuentes aparentes de alimento.
Estrategia para obtener el alimento
Así como concluyen los científicos, la morfología particular de los ojos de Macropinna parece permitirles al menos dos formas de obtener sus presas:
1) Con el cuerpo horizontal y los ojos dirigidos hacia arriba, los peces localizan a la presa contra las aguas iluminadas de arriba. Mientras el pez gira su cuerpo para acercarse a la presa que estaba arriba, los ojos permanecen fijos en el objetivo, girando desde la dorsal a la posición rostral, en relación con el cuerpo.
2) Con el cuerpo en posición horizontal, los ojos giran de dorsal a rostral mientras siguen el camino de la presa que se encuentra delante.
Otras adaptaciones
Además de las características antes mencionadas, estos peces tienen unas aletas grandes y planas que les permitirían permanecer casi inmóviles en el agua y maniobrar con mucha precisión. Sus pequeñas bocas sugieren que pueden ser muy precisos y selectivos en la captura de pequeñas presas.
Por otro lado, sus sistemas digestivos son largos, lo que sugiere que pueden comer una variedad de pequeños animales, así como medusas. De hecho, se han descrito restos de medusas en el análisis de los contenidos estomacales de estos peces.
Es alucinante descubrir las diferentes adaptaciones que presentan las especies. En este caso, el pez de cabeza transparente se las apaña perfectamente para obtener su alimento, pese a la penumbra de las aguas profundas y a las células urticantes o cnidocitos de sus presas.
Créditos de las imágenes
Macropinna microstoma de 2004 MBARI y Robison & Reisenbichler, 2008.
Créditos del video
MBARI
Referencias y fuentes consultadas:
-Robison, B., & Reisenbichler, K. (2008). Macropinna microstoma and the Paradox of Its Tubular Eyes. Copeia, 2008(4), 780-784. Retrieved from http://www.jstor.org/stable/25512162
-Mbari.org